El Sueño y los Ritmos Circadianos en Pacientes Críticos: ¿Existe Afectación a Largo Plazo?
Dr. Adriano D. S. Targa
Investigador Miguel Servet, Grupo de Investigación Traslacional en Medicina Respiratoria (TRRM), Hospital Universitario Arnau de Vilanova-Santa Maria, Instituto de Investigación Biomédica de Lleida (IRBLleida), Lleida, España. CIBER de Enfermedades Respiratorias (CIBERES), Instituto de Salud Carlos III, Madrid, España.
El Dr. Adriano Targa obtuvo su grado en Biología en 2011, seguido de un Máster en Fisiología en 2014 y un Doctorado en Farmacología en 2018, todos obtenidos en la Universidad Federal de Paraná (Brasil). Actualmente, es investigador Miguel Servet, ocupando el puesto de Investigador Principal de la línea de Medicina del Sueño y Cronobiología en el grupo de Investigación Traslacional en Medicina Respiratoria (TRRM) del Instituto de Investigación Biomédica de Lleida (IRBLleida), España. La investigación del Dr. Targa se enfoca en explorar la salud del sueño y los ritmos circadianos desde distintas perspectivas, abordando temas como la enfermedad crítica, la enfermedad de Alzheimer y la apnea obstructiva del sueño.
Sueño y ritmos circadianos de supervivientes críticos: un estudio de seguimiento de 12 meses
Los pacientes críticos a menudo experimentan alteraciones del sueño y ritmos circadianos tanto durante su estancia en la unidad de cuidados intensivos como poco después de recibir el alta hospitalaria. Estudios sugieren que hasta un 64,3% de los supervivientes reportan una mala calidad del sueño de uno a tres meses después del alta, acompañada de una fragmentación significativa del ritmo circadiano de actividad-reposo. A pesar de una leve mejora en la calidad del sueño, la fragmentación del ritmo parece persistir a los seis meses tras alta hospitalaria.
Entre los posibles factores causales se encuentran las intervenciones de cuidado del paciente durante la noche, la exposición excesiva a la luz artificial en momentos inoportunos y el ruido de alarmas y conversaciones del personal. Además, otros eventos relacionados con la enfermedad crítica, como el dolor, procesos inflamatorios elevados, ingesta de medicamentos que alteran el sueño y el uso de ventilación mecánica invasiva, podrían contribuir significativamente en este contexto.
Con este estudio, buscamos determinar el estado del sueño y del ritmo circadiano de actividad-reposo en los supervivientes críticos a largo plazo. Con ello, esperábamos mitigar la notable escasez de datos al respecto, a pesar de la prevalencia significativa de pacientes que aún experimentan una mala calidad del sueño y fragmentación del ritmo a medio plazo. También consideramos relevante evaluar la hipótesis de que los efectos de los posibles factores causales hubieran disminuido a los 12 meses.
Dado el contexto proporcionado por la pandemia de SARS-CoV-2, seguimos a pacientes críticos de COVID-19 reclutados durante su estancia en la unidad de cuidados intensivos. Evaluamos varios parámetros, incluyendo el sueño, el ritmo circadiano de actividad-reposo, la salud mental, la calidad de vida, la función cognitiva, la capacidad aeróbica y la función respiratoria a los tres, seis y 12 meses después del alta hospitalaria.
Los hallazgos
Nuestros hallazgos revelaron un comprometimiento del sueño y del ritmo circadiano de actividad-reposo entre los supervivientes críticos a los 12 meses después del alta hospitalaria. Aunque la calidad del sueño mostró una ligera mejora, el ritmo presentó una alta fragmentación a lo largo del seguimiento.
Análisis adicionales, realizados para obtener una comprensión más profunda de este contexto, demostraron que la gravedad de la enfermedad, indicada por el uso de ventilación mecánica invasiva, tuvo un impacto adicional en la fragmentación del ritmo circadiano de actividad-reposo a corto y medio plazo, aunque este efecto fue parcialmente atenuado a los 12 meses de seguimiento. Además, otros indicadores asociados con la gravedad de la enfermedad, como la duración de la hospitalización, predijeron una mayor fragmentación del ritmo a largo plazo. Por último, observamos una estrecha relación entre la calidad del sueño y la salud mental a los 12 meses; mientras que la fragmentación del ritmo estuvo mayormente asociada con la función respiratoria.
En resumen, nuestros hallazgos destacan la necesidad de implementar estrategias dirigidas a prevenir y/o revertir las alteraciones del sueño y los ritmos circadianos después de la estancia en la unidad de cuidados intensivos. Estas intervenciones podrían potencialmente mejorar la calidad de vida, facilitar la recuperación del paciente y mitigar otras condiciones asociadas con las alteraciones del sueño y los ritmos circadianos.
Infografía creada por:
Marta Molinero GarcíaArtículo e infografía basados en:
Henríquez-Beltrán et al. (2024). Sleep and Circadian Health of Critical Survivors: A 12-Month Follow-Up Study. Crit Care Med.
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